Nota importante:
En Cada entrada interpretamos una baraja diferente del Tarot, A través de Daniel, sus peripecias y lecciones de vida conectamos directamente con la interpretación de las cartas.
Las fui realizando cada día y retirando las anteriores cartas, pese a que algunas, decidieron repetir más no así en la historia. Espero que las disfruten y veremos que nuevas sorpresas nos trae “El Tarot” para el Futuro.
Que Dios los bendiga.
2 DE ESPADAS
Un día, durante el recreo, Daniel, que siempre había sido un niño muy dispuesto a compartir y jugar con sus compañeros, se encontraba agazapado a la sombra de un viejo sauce. De repente, uno de sus mejores amigos se acercó para invitarlo a unirse al grupo, pero, de pronto, un gran estruendo se escuchó: ¡“DEJAME EN PAZ”! Al ver este extraño comportamiento, me apresuré a interpelar a mi pupilo.
— Daniel, ¿puedes decirme qué te pasa? ¿Qué mosca te ha picado? — le pregunté.
— Es que nadie me entiende, todos se meten conmigo, y ahora usted también se pone del lado de ellos, reclamándome. ¡Nadie me deja en paz! — respondió, visiblemente molesto.
Al escuchar esa ráfaga de alegaciones, comprendí que algo más profundo estaba perturbando la mente de mi joven aprendiz.
— A ver, Daniel, explícame con calma cuál es el verdadero problema que te atormenta. Todo lo que dices son excusas para lamértelas.
De repente, Daniel rompió a llorar.
— Maestro, en tres días es el examen de matemáticas y no entiendo nada. No me entran las cosas, y me da vergüenza suspender otra vez. No me atrevo a pedir ayuda por miedo a que se burlen de mí.
Mi pequeño amigo, «Dice Buda», ¡que el saber es compartido! Tú nos asombras con tus disertaciones; hasta el Prior recoge tus enseñanzas como un legado para las nuevas generaciones.
— Sí, pero por eso no me gusta ser tan imbécil… — murmuró Daniel.
Daniel guardó silencio, y entonces comprendí que sus palabras eran como muros que tendría que derribar.
— Ven, sígueme. — le dije.
Pasados unos minutos, nos encontrábamos en el salón donde todos los maestros reposaban. Me dirigí a ellos.
— Concurro ante ustedes porque este joven tiene un gran problema — comencé. En ese momento, todos los presentes se pusieron en posición de meditación, dispuestos a escuchar el planteamiento. El tutor prosiguió: — Mi pupilo Daniel no comprende las matemáticas.
De inmediato, el maestro encargado de esa disciplina se levantó, se acercó a Daniel y, haciendo una leve deferencia, le dijo:
— Disculpa, es mi culpa que te encuentres en esta situación. No he sabido respetar tu ritmo de aprendizaje.
Para asombro de Daniel, todos los maestros comenzaron a pedirle disculpas, cada uno de manera distinta, por no haber percibido el verdadero problema. Cuando terminó el recreo, ya todos los maestros y alumnos se encontraban delante del Prior, y como si fuera una gran familia, los jóvenes hacían preguntas sobre álgebra, geometría y trigonometría.
De pronto, uno de los ancianos sacó uno de sus grandes tesoros: unos libros de Baldor, «El Gran Maestro de Maestros». Fue entonces cuando se nombró a Daniel como el nuevo custodio de esos libros.
Al final de la tarde, “TODOS” agradecieron a Daniel por promover esa maravillosa experiencia. El joven, sin saber cómo agasajar a su maestro, se acercó a él, y este, con una sonrisa, le dijo:
— Es más fácil pedir ayuda cuando se necesita que construir un muro de lamentos. Hoy lo has aprendido, no lo olvides….. eso es el dos de espadas
Nota del Autor… Los libros de Baldor aún se consiguen en el mercado y forman parte de mi colección. Los recomiendo encarecidamente.
2 de Espadas en el Amor: Cuando uno no quiere, dos no pueden, es momento de construir puentes y no muros.
En el Dinero: El futuro solo se puede construir hoy, no lo olvides y no pierdas más tiempo.
En la Salud: No te metas a la boca más de lo que puedes masticar, esta se debe aplicar a todo en la vida, “no te comprometas, si no sabes, sí puedes cumplir.
Feliz fin de semana, un fuerte abrazo.
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