Nota importante:

En Cada entrada interpretamos una baraja diferente del Tarot. A través de Daniel, sus peripecias y lecciones de vida conectamos directamente con la interpretación de las cartas.

Las fui realizando cada día y retirando las anteriores cartas, pese a que algunas, decidieron repetir más no así en la historia. Espero que las disfruten y veremos que nuevas sorpresas nos trae “El Tarot” para el Futuro.

Que Dios los bendiga.

EL SOL

Justo la última semana del verano, todos los monjes de la región se reunían. Los ancianos se enclaustraban para sus sínodos, los maestros quedaban a cargo de las tareas del templo, y los jóvenes competían en una amplia variedad de disciplinas (escritura, pintura, levitación, artes marciales, ajedrez y muchas más). Sin embargo, dos grandes certámenes atraían la atención de todos en la región. Uno de ellos era la toma de la pagoda: los jóvenes escalaban unos sobre otros formando una enorme estructura humana que, aunque pocas veces llegaba hasta las cúpulas, resultaba impresionante. El otro acontecimiento, aunque menos llamativo para algunos, tenía igual relevancia; era tan esperado que el “Prior” y los ancianos aprovechaban este momento para descansar de sus prolongadas disertaciones.

Todos, salvo los enfermos, lisiados o mayores de setenta años, debían participar en este juego. Una esfera o balón hecho de cuero de yak y cubierto con cebo y mantequilla debía pasar por las manos de todos los «jugadores» antes de ser lanzado a un gran círculo de piedra que sobresalía de uno de los muros del templo. Existían tres reglas básicas:

  1. Todos debían jugar y, en algún momento, tocar la pelota antes de lanzarla al círculo.
  2. Quien tuviera el balón debía intentar mantenerlo en su poder el mayor tiempo posible, mientras el resto hacía lo posible por quitárselo y conservarlo. No obstante, una vez se había tenido la pelota, el jugador debía descansar para dar oportunidad a otros.
  3. La más importante: «divertirse» y evitar que los más pequeños se lastimen.

El día del juego, se servía un desayuno ligero a las cinco de la mañana, y con el primer rayo de sol, comenzaba la contienda.

Nadie sabía exactamente quién había instituido este evento, que en algunas ocasiones incluso dejaba a varios heridos. No era extraño que la enfermería se viera desbordada, ya que se calculaba que uno de cada tres participantes terminaba con alguna lesión. En esos días, la población de monjes variaba entre los cuatro y seis mil hombres.

Daniel había presenciado este acontecimiento durante casi dos décadas y sabía que lo mejor era dejar que primero jugaran los adolescentes, luego los jóvenes y después los niños, para evitar empujones fuertes. Así, los más pequeños se mantenían un poco al margen hasta que él consideraba “seguro” dejarlos participar. Para las cinco y media de la tarde, muchos jóvenes y maestros aún luchaban por el balón cuando Daniel decidió entrar en acción. Comenzó animando a los diferentes clanes a trabajar en equipo, y pronto el lugar se transformó en un alboroto; en cuestión de minutos, ya no parecían personas sino trenes humanos luchando por la posesión de la esfera. Lo que antes era un desgaste individual se convirtió en un esfuerzo colectivo. Cerca de las ocho de la noche, Daniel le quitó la pelota a su propio maestro casi sin esfuerzo y, de un solo brinco, lanzó el balón al aro, poniendo fin a las festividades.

Como campeón, fue llevado ante el “Prior”.

—Una vez más nos sorprendes, joven maestro, por la estrategia que has marcado. Has logrado casi desentrañar el misterio de este acontecimiento. Pero, si puedes, explícanos, ¿cuál es la importancia de este salvajismo, si es que así puede llamarse?

—“Prior”, la llegada del otoño nos anuncia la oscuridad del invierno y las tinieblas. Comprendo que con nuestras risas, competiciones y alegrías estamos celebrando la vida y, con ello, el “Sol” que nos da energía y vitalidad. Este juego nos permite ver a nuestros mayores jugando con nosotros como niños, interactuando no solo como maestros y alumnos. Sé que hay muchos detractores de este tipo de juegos, y no los entiendo, porque el hombre, al igual que el tigre o el chacal, debe aprender a jugar con sus crías. (El Sol)

Feliz día un fuerte abrazo y que Dios los bendiga

SOL en el Amor: Decir te quiero o te amo, no son signos de debilidad, aprende a expresar tus sentimientos.

En el Dinero: Recuerda que lo que llega fácil, fácil se va. Cuidado con lo que te proponen.

En la Salud: Evite caer en tentaciones que saben no conducen a ningún lugar.

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