Nota importante:

En Cada entrada  interpretamos  un baraja diferente del Tarot,  A través de Daniel, sus peripecias y lecciones de vida conectamos directamente con la interpretación de las cartas.

Las fui realizando cada día y retirando las anteriores cartas, pese a que algunas, decidieron repetir más no así en la historia. Espero que las disfruten y veremos que nuevas sorpresas nos trae “El Tarot” para el Futuro.

Que Dios los bendiga.

10 DE COPAS

Daniel llevaba años siendo el «Prior», y aunque no tenía otras aspiraciones en la vida más allá de su propio recogimiento, esta dedicación lo había recompensado con viajes, cultura, idiomas, estudios, sabiduría y una reputación irreprochable. Un día, un anciano se le acercó acompañado de un niño de unos 2 años. El pequeño aún no hablaba correctamente, pero miró a Daniel con ojos de asombro. De inmediato, corrió hacia él y se abrazó a su toga. En sus pequeñas manos llevaba un ramillete de flores de loto y, sin dudarlo, se las ofreció al «joven Maestro».

—¿Dime, niño, cuál es tu nombre? ¿De dónde has salido? —preguntó Daniel. Al levantar la mirada para dirigirse al otro monje, se dio cuenta de que este ya se había retirado.

El niño admiraba las vestimentas de Daniel hasta que este lo hizo sentarse en la base de un gran cerezo. El pequeñín lo miraba y, con sus pequeñas manos, se tapaba los ojos como si jugara a esconderse; luego, se las quitaba de la cara y se destornillaba de risa, contagiando también al Prior. Las horas pasaron, y el chiquillo se quedó dormido en sus brazos. Fue en ese momento cuando Daniel se dio cuenta de que, desde la llegada del niño, no había visto pasar a ningún otro monje. Un silencio casi tenebroso lo rodeaba, y el fresco habitual de aquellas altitudes había dado paso a una calidez muy agradable. A pesar de todo, el Maestro permaneció allí sentado, sin moverse, durante más de siete días. El niño no despertaba, y nadie parecía echarlo en falta.

Al amanecer del octavo día, el pequeño abrió los ojos y, con una gran sonrisa, dijo:

—Daniel, soy Krishna y he venido a probar si esa bondad de la que se hablaba de ti era merecida, pero yo mismo he quedado asombrado. Pide lo que desees, y yo te lo concederé.

Daniel se echó a llorar y le dijo a Krishna:

—Estos días que han transcurrido bajo el árbol son los más hermosos de mi vida. Hubo momentos en los que pensé que mi alma había abandonado mi cuerpo para siempre, como recompensa de vida; la paz, el silencio y la sensación de ser protector de una generación venidera… ¿qué más podría haber pedido como deseo? Amado Krishna, soy un simple monje que nada tiene y nada desea. El día que renuncié a mi vida para seguir mis votos, perdí todo derecho a la vanagloria, así como el derecho a pedir algo para mí. Todo lo que he realizado en mi vida ha sido obra directa de ustedes.

Krishna escuchaba atentamente las palabras del Prior, y, poco a poco, a su alrededor comenzaron a manifestarse más y más deidades: Buda Gautama, Avalokiteśvara, Śakra Devānām Indra, Tārā, Adi-Buda, Amitābha, Bhaisajyaguru, Kwan Yin, Manjushri, Vairochana. Daniel no podía salir de su asombro, y sus piernas empezaron a flaquear.

—Krishna, padre amado, si este es el momento de mi final, solo quiero darles las gracias por venir a buscarme —dijo, con la voz quebrada por la emoción.

En ese momento, fue Buda Gautama quien respondió:

—Daniel, aún no ha llegado tu hora. Sin embargo, creemos justo que sepas que, si continúas conduciendo tu vida como hasta ahora, te aseguro que vendremos a acompañarte en tu travesía, y ascenderás con nosotros al reino de los cielos. Pero recuerda, nunca pierdas el norte de tu camino.

De repente, Daniel se vio rodeado por todos los monjes de su congregación. Ellos se restregaban los ojos con las manos, pues «todos» podían ver y escuchar lo que allí sucedía. Krishna se dio la vuelta, dando la espalda al joven Prior, y se dirigió a los presentes:

—Lo que han presenciado no es un milagro ni una recompensa especial para este Abad. Todo aquel que encuentra su luz interior vive lo que hoy se les ha permitido ver. Pero recuerden, mil gestos buenos pueden desaparecer al instante con una sola mala acción.

(10 de Copas: ese momento clímax de la vida que nos demuestra que vamos por el camino correcto).

10 de copas en el Amor: haz de estos días algo muy especial para tus seres queridos.

En el Dinero: Una buena acción siempre trae como consecuencia una buena reacción. Ten paciencia.

En la Salud. Es conveniente subir un poco la ingesta de agua.

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