Nota importante:

En Cada entrada interpretamos una baraja diferente del Tarot. A través de Daniel, sus peripecias y lecciones de vida conectamos directamente con la interpretación de las cartas.

Las fui realizando cada día y retirando las anteriores cartas, pese a que algunas, decidieron repetir más no así en la historia. Espero que las disfruten y veremos que nuevas sorpresas nos trae “El Tarot” para el Futuro.

Que Dios los bendiga.

10 DE ESPADAS

A medianoche, el estado febril era insoportable. Los dientes de Daniel castañeaban como cascabeles, su ropa estaba empapada de sudor, y su cuerpo entero temblaba en un ritmo frenético que no podía detener. Sus ojos, desorbitados por el dolor, parecían taladrados por el más leve rayo de luz, como si un clavo ardiente penetrara su cerebro. Nuestro pequeño amigo se debatía entre la vida y la muerte, y sus sueños se transformaban en pesadillas. Ya habían pasado tres días desde que la joven promesa del templo no probaba alimento ni recuperaba la conciencia. Todo estaba en manos del Todopoderoso y en el pacto que Daniel tuviera con Él.

En uno de sus largos delirios, el aprendiz discutía con su «Prior imaginario.» Daniel, entre sollozos, confesaba que ya no podía soportar más dolor, que deseaba morir. Sentía que sus huesos se rompían de adentro hacia afuera y que sus coyunturas ardían como fuego. Un dolor lacerante se concentraba en su abdomen, robándole el aliento. «¿Qué mal he hecho?», reclamaba el chico al Sumo Sacerdote. «¿Amar a Dios? ¿Amar a mi prójimo? ¡Quítame ya la vida! Permíteme abandonar esta carne para calmar este dolor.»

En el monasterio, aunque acostumbrados a las visitas de la difteria, fiebre amarilla, dengue y paludismo, sabían que cada persona reaccionaba de manera diferente. Pero en el caso de Daniel, la fiebre parecía causar estragos terribles. Un viejo monje sugirió llevar al joven al río y sumergirlo en sus aguas. Otro monje lo recriminó, argumentando que esto podría debilitarlo aún más, pero el anciano replicó: «¿De qué hablas, hermano? El niño se nos va. Si ha de morir, que sea porque intentamos salvarlo, no porque nos quedamos mirando cómo se nos escapaba de las manos.»

Así fue como llevaron a Daniel al río, y con ese acto comenzó una nueva agonía. Sin cesar, el joven suplicaba que le dejaran abandonar la vida. Fueron las 48 horas más duras en la historia del templo; sus gritos se escuchaban en toda la región, y ningún ser con alma logró conciliar el sueño. Gracias al Señor del Cielo, al tercer día Daniel despertó, con un hambre y una alegría que hacían titubear a quienes presenciaron su padecimiento, preguntándose si lo ocurrido era real o un espejismo.

Daniel pidió ser llevado ante el Gran Maestro. Allí, confesó que no se consideraba digno de llevar sus vestiduras ni de ser monje budista, pues, de manera consciente y voluntaria, había pedido la muerte. Ante sus palabras, el Prior simplemente le dijo: «Hijo mío, ¿y es que acaso ya no has muerto? La agonía que has vivido es la más terrible que he presenciado, y hasta donde entiendo, todos tenemos flaquezas en algún momento. Puedo comprender que has luchado con tus demonios interiores, pero ahora estás aquí, buscando ser juzgado por los hombres. Ve en paz; una vez más eres tú el maestro del que hay que aprender en este día.»

 

10 De espadas en El Amor: Cuando albergas dudas de otros, sería muy aconsejable que te mires en un espejo.

En el Dinero: Cuidado, la traición está cerca, evite salir con ostentación o gran cantidad de dinero encima.

En La Salud: Es recomendable beber agua, no trasnocharse, no entre en discusiones y menos con desconocidos.

Feliz día un fuerte abrazo y que Dios los bendiga

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