La Semilla de Peonía
La Paradoja de un Amuleto
La peonía… flor de esplendor y misterio.
De sus pétalos nace una semilla pequeña, rojinegra, redonda y brillante: un escudo silencioso contra el mal de ojo, las sombras y las envidias que se deslizan, sigilosas, entre la vida cotidiana.
Llevarla en un bolsillo o en un pequeño saquito de tela es como portar un fragmento de luz, una joya diminuta donde se concentran la fuerza vital, la belleza y la prosperidad.
Y aquí yace su paradoja: el mismo poder que protege también exige respeto.
Su energía es intensa, pero su naturaleza —ligeramente tóxica— nos recuerda que hasta los amuletos más poderosos deben tratarse con conciencia.
Nunca debe ser ingerida, y ha de mantenerse lejos de niños y mascotas.
Es un recordatorio sutil de que la magia verdadera siempre camina entre la luz y la prudencia.
Si decides hacerla tu aliada, cuídala.
Límpiala con un paño suave, déjala descansar bajo la luz de la luna llena para que recupere su brillo interior o colócala sobre un pequeño lecho de sal gruesa para purificar su energía.
Guárdala en una bolsita de tela natural y permite que solo tus manos la reconozcan…
Cada contacto humano altera su vibración.
Una semilla de peonía es, en el fondo, un espejo de la vida misma. Es un amuleto de luz y sombra, de poder y fragilidad, que nos enseña que todo regalo verdadero trae consigo una lección.
Cada semilla guarda la huella de quien la porta, y en su silenciosa presencia nos recuerda la delicada danza entre protección y riesgo, entre cuidado y reverencia.
Si deseas ver su historia en imágenes, te invito a disfrutar el video que acompaña este contenido. Que tengas un Feliz Día. Dios Te Bendiga