Nota importante:

En Cada entrada interpretamos una baraja diferente del Tarot. A través de Daniel, sus peripecias y lecciones de vida conectamos directamente con la interpretación de las cartas.

Las fui realizando cada día y retirando las anteriores cartas, pese a que algunas, decidieron repetir más no así en la historia. Espero que las disfruten y veremos que nuevas sorpresas nos trae “El Tarot” para el Futuro.

Que Dios los bendiga.

4 DE OROS

Después de cientos de iniciaciones distintas, Daniel se enfrentaría a una de las pruebas más rigurosas del templo: debía ayunar durante tres días y aprender a aquietar su mente más allá de lo imaginable. Aunque en el templo se consideraba una prueba más, casi como sacar el carnet de conducir, no era nada fácil para nadie.

Todos los aspirantes debían tener más de 23 años, presentarse voluntariamente y haber llevado al menos dos años la túnica morada que se les otorgaba. Año tras año, muchos se anotaban, solo para retirarse poco después. Se decía que era por miedo o vergüenza, pero todos intentaban pasar la prueba antes de cumplir los 40. Sin embargo, Daniel ya no podía esperar más. Desde los 15 años, solo pensaba en superar este escollo, que a sus ojos no parecía tener ningún misterio. En los últimos cinco años, había hablado con todos los maestros y monjes superiores, y sabía perfectamente que, para caminar sobre el fuego, solo debía poner la mente en blanco y visualizar sus pies paseando por la orilla del mar. Así de simple: cambiar un pensamiento ardiente por uno fresco. Tres metros después sabría que no tendría que esperar más. Estaba seguro de que no era el ego lo que lo impulsaba a superar la prueba, pues todos los monjes entendían que detrás de una puerta siempre habría otra, y que forzar todas antes de tiempo solo haría que tuvieran que repetirse en el futuro. Sin embargo, la gran fe que tenía en las enseñanzas de sus mayores lo hacía sentirse preparado.

Llegó la hora, y los ancianos colocaron los leños que, después de horas, se convirtieron en brasas incandescentes. El «Prior» y el gobernador del pueblo presidían la ceremonia, ya que cualquier joven —monje o no— que superara esta prueba ganaba respeto en la comunidad. Para algunos, sobre todo los jóvenes del pueblo, era también una oportunidad para impresionar. Alrededor de las 11 de la noche, todos los participantes se descalzaron y quedaron solo en pantalones cortos, para evitar que las telas pudieran prenderse en llamas. Frente a Daniel, se formó una fila de unos 20 o 30 aspirantes. Se creía que los últimos siempre tenían más posibilidades de fallar, pero Daniel sabía, por sus mayores, que cuanto más se pisaban las brasas, más se rompían y dispersaban, haciendo el camino un poco más uniforme. Desde el fondo, observó cómo muchos abandonaban hasta el próximo año; otros brincaban como pollitos, chillando de dolor, y algunos salían por los costados al primer paso. Pese a esto, unos diez de sus compañeros lograron llegar al final, y llegó su turno. El maestro lo posicionó, y Daniel, con la mirada al frente como un general, avanzó paso a paso hasta el final.

El gobernador se levantó y aplaudió, rompiendo el riguroso protocolo, ya que cualquier ruido podía desconcentrar a los jóvenes. Afortunadamente, Daniel era el último. El “Prior”, que ya intuía algo especial en él, le preguntó:

—Daniel, ¿te quemaste?

—No, Prior. Gracias a usted, a mis maestros y compañeros, no he sentido nada.

El gobernador, sorprendido por su respuesta, le preguntó:

—Hablas de los demás, pero he visto esta prueba durante muchos años, y no veo qué pueden tener ellos que ver con tu éxito.

—Desde que era chico, he observado esta prueba y he pedido consejo a cada uno de mis mayores. En realidad, hoy no he pasado esta prueba solo. Ha sido un pedacito de cada uno de ellos. Sus experiencias y su cariño han hecho posible esto, y no yo.  (4 de Oros)

4 de Oros  en el Amor: Cuando te tomas el trabajo de aprender bien la lección en tu vida, ya no tienes sorpresas.

En el Dinero: No te acostumbres a decir que no puedes, aprende y hazlo.

En la Salud: Evite comprometerse si no puede cumplir.

Feliz día y un fuerte abrazo.

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