Daniel mi pequeño aprendiz gozaba del amor incondicional de sus padres y demás familiares, pero dentro de él yacía una raíz de disconformidad, un algo que lo hacía diferente al resto, él se veía en el espejo y solo resonaban unas palabras que le taladraban el alma “No Pertenezco”, este sempiterno pensamiento lo le daba sosiego y a cualquier palabra, cualquier gesto su respuesta era siempre con ira, con una rabia de sentirse incomprendido por todo y por todos, aquello lo llevo a pelear con sus hermanos, con sus padres, sus vecinos, “Nadie, nadie era capaz de comprenderlo” un día después de un gran ataque de arrebatos en los que hirió levemente al hijo del panadero, un policía que fue llamado al lugar tenía que tomar acción para hacer entrar a Daniel en vereda, pero en el camino se consiguió con un viejo anciano que en su momento lo ayudo y le pidió que lo acompañase a ver si podían solucionar esto de otra manera.
El viejo se acercó a Daniel y le dijo, perdona, quizás seas tú el único que me comprende, estoy harto, soy viejo y todos aquí me ven como una escoria, siempre me he sentido diferente (continuo el viejo), a mis ideas, todos dicen que no sirven, que son obsoletas, me siento un inútil pero si fuese joven como tú, me vengaría de todos y a cualquier gesto que no me guste, les pegaría.
Asombrado, Daniel levanto la mirada y le respondió al viejo, yo quisiera saber lo que usted y no se preocupe que yo haré que lo respeten, yo peleare por usted, ya que Dios lo puso en mi camino para que yo lo defienda.
El viejo se levantó del piso con la ayuda de su bastón y del joven todos los días al salir de clases Daniel, iba en busca de su anciano amigo, hablaban y reían, con el paso del tiempo aquel Daniel bravucón era pues el que escuchaba a los jóvenes y con gran paciencia les decía, yo aún soy diferente, pero ahora no odio a nadie, los estudio, y me admiro de cada gesto, de cada acción, cambie mis puños por mis ojos, mi palabra y mis gritos por escuchar, mi fuerza arrebatadora la he cambiado por la fuerza que se apoya en mi bastón y como el viejo ahora entiendo que siempre todos hemos sido diferentes.
Al final, siempre he sido igual a los demás, “Queriendo marcar mi diferencia”. (Sota de Espadas)
Mañana en el Amor: Solo con querer, no se puede hacer que un árbol crezca, todo en esta vida exige dedicación. En le Dinero: Si no eres capaz de ver lo que tienes frente a tu cara, quizás a llegado el momento en el que debas relajarte y cambiar la estrategia. En la Salud: Cuidado con la boca, los dientes y todo lo que comes en estos días.
Que Dios los bendiga, un fuerte abrazo y feliz día
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