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Siete Diferentes Tipos de Amor | Rav Roziel Pilatowsky

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Siete Diferentes Tipos de Amor
El brillante resplandor del amor que emana del alma, se refleja en siete relaciones diferentes.
Por Rav Roziel Pilatowsky

El amor nos inspira a velar por el bienestar de otros y nos ennoblece como personas. Dios, Bendito Sea, creó este maravilloso universo a través de Su perfecto amor y colocó en nuestro interior una “chispa” de su divinidad, una bella alma, dotada con la sublime capacidad de amar. Imaginemos a un rayo de luz entrar por la diagonal izquierda de la letra “A” (semejante a un prisma) de “Amor”, salir proyectado por la diagonal derecha, dividido en siete colores. Cada uno de ellos exhibiendo una diferente tonalidad de agradable apariencia. De forma similar, el brillante resplandor del amor que emana del alma, se refleja en siete relaciones diferentes, poseyendo cada una de ellas un sentimiento singular. Similar a una bebida o alimento disponible en siete sabores, así también podemos distinguir siete emociones o tipos de amor.

La Torá dice que sobre la tierra existen siete cielos espirituales y lo mismo podemos decir sobre el amor. Para lograr “construir” un rascacielos de amor, antes que nada hay que preparar “el terreno” con buenos cimientos. La autoestima es la plataforma que le permite a la persona amar. El famoso versículo de la Torá que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo…” (Levítico 19:18) hace hincapié en la necesidad de amarnos a nosotros mismos como prerrequisito para amar a otros.

Nuestros sabios enseñan que la llave adecuada para abrir todos los portones del amor, incluyendo al amor propio, es por un lado, la capacidad de enfocarse en las virtudes y en los talentos; y por el otro, aprender a tolerar y aceptar los defectos. Obviamente es imperativo trabajar en mejorar nuestros aspectos negativos, sin embargo, estos no pueden ser motivo de falta de autoestima.

A continuación, una lista de los siete tipos de amor en el orden natural que se presentan en nuestra vida:

1) Parientes: El primer encuentro del ser humano con el amor es con sus padres y parientes. La conexión sanguínea es muy fuerte, profunda e instintiva. La familia es el marco necesario para que el individuo se pueda desarrollar correctamente a nivel emocional y psicológico. Gran parte de la autoestima y seguridad personal dependen de la atmósfera de amor que se vive en casa.

2) Amistad: Existen diversos niveles de compañerismo, sin embargo, el tener por lo menos un amigo íntimo es una necesidad vital. El Talmud llega al extremo de decir: “Si no posees un amigo, es mejor estar muerto” (Taanit 23a). La vida no es fácil, está llena de retos y dificultades. Constantemente nos vemos forzados a tomar decisiones con grandes implicancias sobre nuestro futuro. Sin la ayuda de un buen amigo que nos oriente y nos ayude, es casi imposible tener éxito.

La segunda llave requerida es la de la lealtad, aprender a ser fieles bajo cualquier circunstancia, y de sea forma, lograr alcanzar el verdadero nivel del amor desinteresado. Pirkei Avot enseña que este elevado amor existió entre el Rey David y Yonathan, hijo del Rey Shaul (5:19). A pesar de que ambos eran rivales potenciales para ocupar el trono de Israel, lograron superar su egoísmo y crearon un lazo de amistad y amor total.

3) Matrimonio: En aritmética: 1 + 1 = 2; En cuestión de desarrollo personal: Marido + Mujer = Uno. Dios expresó durante todo el proceso de la creación del mundo, que todo lo hecho era bueno, con una excepción: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda en frente de él… Entonces Dios colocó al hombre a dormir y tomó uno de sus costados… y lo transformó… en una mujer y la trajo al hombre. Entonces el hombre dijo: esta vez es hueso de mi hueso, y carne de mi carne… el hombre tiene que… apegarse a su esposa para ser una sola carne” (Génesis 2:18-24). La única fuente de total satisfacción física, emocional y espiritual es el matrimonio. Es el único amor que puede transformar a dos individuos en uno. El valor numérico de las palabras en hebreo “amor” (ahavá) y “uno” (ejad) es el mismo (13).

El libro “El Río, la Olla y el Pájaro” escrito por Rav Aharon Feldman, cita un comentario del Gaón de Vilna sobre El cantar de los cantares (5:2) del Rey Salomón, en el cual explica que existen cuatro catalizadores del amor: 1) Amamos a alguien que nos da placer físico; 2) A alguien que nos ayuda en alcanzar nuestras metas; 3) A alguien en quien reconocemos virtudes y 4) A alguien que sentimos que nos ama. En base a esto, concluye Rav Feldman, para lograr experimentar amor se requiere: 1) Poder sentir gratitud; 2) Tener metas en la vida; 3) Salir del egocentrismo y apreciar virtudes en otros y 4) Poder creer que otra persona nos ama.

4) Hijos: Tener hijos es una necesidad de todo ser humano y uno de los mayores placeres que existen. Este es un nuevo tipo de amor, muy especial y muy singular. Hay padres que sacrifican todo por sus hijos, y su propia felicidad depende totalmente de la felicidad de ellos. El Rav Elyahu Dessler explica en su libro “En Busca de la Verdad”: “A nivel simple el tener hijos nos da un sentimiento de continuidad, la muerte no es tan definitiva si dejamos descendencia que nos suceda”. Sin embargo, continua diciendo Rav Dessler, “un motivo aún mayor, es por la necesidad de tener alguien con quien desbordar amor y afecto. Esta es la razón por la cual parejas que no pueden tener hijos, frecuentemente adoptan niños y los educan como si fueran propios… Esta es una indicación de la profundidad oculta de la facultad del alma del ser humano de querer beneficiar a otros”.

El intenso amor instintivo que sentimos por nuestros hijos nos puede servir de ejemplo y de guía para el nivel de amor que también debemos alcanzar hacia el prójimo. El amor a los nietos es una extensión de este amor.

5) Padres: El mayor regalo posible es la vida, la cual se la debemos a nuestros padres. Aún mas, todo lo que logremos alcanzar como personas, en una gran proporción se lo debemos a ellos. Mencioné anteriormente, en el primer tipo de amor, a los padres ya que naturalmente los amamos y los respetamos, sin embargo, cuando nosotros mismos nos convertimos en padres, entonces podemos apreciar mejor y con mayor madurez, todo el sacrificio y esfuerzo que dedicaron en nuestro bienestar. Como niños y jóvenes percibimos equivocadamente, que todo lo que recibimos es porque lo merecemos y no reconocemos este sacrificio y nivel de entrega. En esta nueva etapa de la vida, en la que apreciamos todo lo que hicieron por nosotros, entendemos que nuestra percepción estaba errada y podemos fortalecer nuestro amor hacia ellos.

6) Al prójimo: El ser humano es una criatura social y necesita compartir con otros todas las ocasiones importantes, tanto alegres como tristes. A nivel profundo existe un motivo para esto y lo podemos entender a partir de la mitzvá de amar al prójimo. Anteriormente cité el versículo de la Torá que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo…” (Levítico 19:18); en el comienzo del mismo dice: “No tomes venganza ni guardes rencor contra los miembros de tu pueblo”. El Talmud Ierushalmi explica el motivo de estas prohibiciones a través de una parábola: “Si una persona que estaba cortando con una mano, por error se causa una cortada en la otra, tiene sentido que ahora la mano cortada tome revancha y haga una cortada en la “mano agresora”? Con este ejemplo nos enseña que todos estamos unidos espiritualmente.
El rabino Dessler explica que cuando una persona da a otros, esto provoca que los ame, al “ver” en otros una extensión de sí mismo. También requerimos enfocarnos en las virtudes de otros como herramienta para fortalecer el amor hacia ellos.

7) Amor a Dios: Por último, llegamos al “Penthouse”, a la “Casa de Dios”. Para el judío, Dios, Bendito Sea, no es un concepto abstracto o filosófico, sino una realidad “tangible”. El enorme universo, nuestra propia vida, todas las experiencias que podemos captar a través de los cinco sentidos y todas las emociones que podemos sentir, son regalos que Dios nos dio y nos continúa dando. Todo lo que existe fue creado por Su amor hacia nosotros y lo único que nos pide a cambio, es que lo amemos. No porque Él lo necesite, sino porque nos da la enorme oportunidad de relacionarnos con Él.

Al apreciar la belleza y la grandeza del cosmos y ver la enorme sabiduría y perfección de todo lo que existe, podemos llegar a conectarnos con Él. También al estudiar su Torá y entender el sentido de la vida y de todo lo que fue creado, logramos fortalecer este valioso amor.

 Este escrito pertenece a Rav Roziel Pilatowsky.

 

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