Divina Pastora, saludo de Ricardo Latouche Tarot

  • Autor de la entrada:
  • Publicación de la entrada:01/14/2015
  • Categoría de la entrada:General

Divina Pastora, saludo de Ricardo Latouche Tarot

Hoy 14 de enero de 2015, Día de la Divina Pastora, Quiero hacer un homenaje especial al pueblo de Barquisimeto, Estado Lara y de Venezuela por su día, deseo que desde este punto del planeta salga una gran bendición de Salud, Amor y Paz, Unión, Respeto y Prosperidad para todos. Feliz Día!.

Ricardo Latouche Tarot

Saludo a la Divina Pastora

http://www.RicardoLatoucheTarot.com

LA DIVINA PASTORA Historia y Leyenda conviven en un hermoso relato

280 años han transcurrido desde que la imagen de una pastora de almas (Divina Pastora) llegó por equivocación hasta el pueblo de Santa Rosa. Extrañados por el error el párroco de aquella época quiso devolverla, pero en su intento descubrió que el deseo divino de la pastora por reinar era más grande que la fuerza que se la quería llevar.

Francisco Ruiz Gijón es el nombre del escultor sevillano que realizó la imagen de la Divina Pastora solicitada en aquella época por el párroco de Santa Rosa. Quien quería un ícono que velara por la protección divina de aquella población. Sin embargo, la petición de aquel sacerdote fue la figura de la inmaculada concepción, y no de la Divina Pastora.

Al conocerse la señal de Dios a través de la Divina Pastora, aquella población no quiso insistir más sino que por el contrario veneraron la imagen de aquella pastora que mostró su bondad al defender a un pueblo que se hundía en la miseria.

En el año 1856 se desató una epidemia del cólera en la ciudad que había erradicado parte de la población. En medio del desespero del pueblo, el presbítero José Macario Yépez ofreció su vida como última víctima del cólera, y siendo así, cada 14 de enero la imagen de la Divina Pastora sería sacada en procesión desde su santuario en Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, como pago por haber erradicado tan terrible mal.

Texto original de: http://goo.gl/pU6wrt 

divina pastora, divina, pastora, venezuela, pastora de almas, ricardo latouche tarot, tarotORACIÓN

Oh María, madre buena y pastora nuestra fiel, tú que nos alimentas y robusteces nuestras almas.

Nos alimentas con el ejemplo de tus virtudes, nos robusteces con las gracias que nos alcanzas de tu hijo.

Nos buscas cuando nos alejamos del redil de tu hijo; nos llamas cuando ves que nos acercamos al peligro; tus silbidos reclaman a las que se alejan.

Buscando su regreso a Dios, las iluminas, les infundes confianza, les alientas para que salgan del pecado y vuelvan a los brazos de Dios.

Cumple siempre esa misión maternal a nuestro lado.

Lo suplicamos por Jesucristo nuestro señor Amen.

ACLAMACIÓN

Pastora, divina, seguirte yo quiero

Por los valles y oteros, tus huellas en pos.

Por montes y valles caminas hermosa

Con grey y venturosa delante de tí…

Y tú la apacientas por vega florida,

Con tus pastos de vida que brotan virtud

Que yo, Madre mía, de tí no me aleje,

Mi pérfido deje tu santo redil…

PLEGARIAS

Para que la Eucaristía sea venerada aquí y en todas las iglesias que hay en todo el mundo.

Roguemos al Señor…

Para que María nos ayude a prepararnos para recibir dignamente el cuerpo de su hijo.

Roguemos al Señor…

Para que María nos alcance constantes gracias que fortalezcan nuestras almas.

Roguemos al Señor…

ORACIÓN FINAL

Divina Pastora de las Almas.

El buen pastor nos recuerda su solicitud por la alimentación de sus ovejas. Las cuida, alimenta, lleva a buenos pastos.

Tú, Madre celestial, vienes también en nuestra ayuda.

El cuerpo de tu hijo Jesucristo que se nos da en la comunión es tu cuerpo, pues en ti fue formado virginalmente.

Tu puedes decirnos: «Yo soy la Buena Pastora que apacienta sus ovejas con el fruto bendito de su vientre, con el pan de ángeles que se formó en mi seno».

Queremos recibir con frecuencia este don para alcanzar fuerzas para caminar robustos y sanos por el largo y difícil sendero de la vida hasta llegar al cielo.

Lo suplicamos por Jesucristo nuestro Señor.

Amen…

Texto Original de: http://goo.gl/79Wseh 

Divina Pastora de las Almas, España

Las primeras imágenes de Jesucristo, que encontramos en las catacumbas de Roma, lo representan como el Buen Pastor, llevando sobre sus hombros una oveja. Según esto, es natural que a su madre, la Virgen, se la denomine La Divina Pastora de las Almas.

Bajo esa advocación se presentó a San Juan de Dios en 1515, también a S. Pedro Alcántara, a Santa María Francisca de las cinco llagas, a Sor María de Jesús y otros. Pero la que inició formalmente la advocación fue la aparición a Isidoro de Sevilla en 1703.

Es de admirar cómo la Virgen quiso anunciarse a los corazones y preparar los caminos a la nueva devoción manifestándose repetidas veces vestida con el encantador y sensible traje de pastora.

San Juan de Dios fue el primero, de quien se tiene noticia, que recibió esta gracia celestial. Siendo soldado en la plaza de Fuenterrabía, cuando estaba cercada por los franceses en 1515, yendo una vez él solo en busca de provisiones para las tropas, le derribó el caballo en que montaba, haciéndole perder el sentido el terrible golpe. Al volver en sí y verse en peligro de caer en manos de las fuerzas enemigas, acudió con fervorosa confianza a la Madre de los desamparados, la que amorosa y compasiva, se le apareció en traje de pastora y le dio un vaso de agua que le calmó la ardiente sed que le consumía.

¿Quién sois señora? – dijo San Juan.

Yo soy, aunque en tan humilde traje, la Reina de los cielos y la tierra, que he venido en tu ayuda.

Y desapareció la celestial visión, dejando confortado y seguro de todo peligro al piadoso soldado que no tardaría en merecer por su caridad heroica el glorioso dictado de Padre de los pobres.

Entre otras apariciones de la Divina Pastora, se cuentan la que tuvo S. Pedro Alcántara, la de Santa María Francisca de las cinco llagas, la de Sor María de Jesús y otras.

LA APARICIÓN PRINCIPAL DE LA ADVOCACIÓN

Su origen se debe al Padre Isidoro de Sevilla, religioso Capuchino español, que nació en 1662 en Sevilla.

En 1681 ingresa en la Orden Capuchina y se ordena sacerdote en 1687, dedicándose a la predicación. Es él quien comienza a sacar los Rosarios por las calles.

La noche del 15 de Agosto de 1703, cuando estaba orando en el coro bajo, tras altar mayor de la Iglesia de los Capuchinos de Sevilla, la Santísima Virgen le premió su fervor apareciéndose con traje y aspecto de Pastora, mandándole predicar la devoción a ella bajo este título.

Al día siguiente de la aparición, el Padre Isidoro se entrevistó personalmente con un famoso pintor, Don Alonso de Tobar, a quien encargó la reproducción en un lienzo de lo que había visto, dándole el fraile una idea detallada de cómo debería ser el cuadro de La Virgen:

“En el centro y bajo la sombra de un árbol, la virgen santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el entorno de su cuerpo, y hacia el derecho en las espaldas, llevará el sombrero pastoril y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá al niño y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge a su regazo. Algunas ovejas rodearán la Virgen, formando su rebaño y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del Ave María con que la veneran…”

El 8 de Septiembre de 1703, el Padre Isidoro presentó ante el pueblo sevillano el cuadro de la Divina Pastora, organizando una grandiosa procesión desde la parroquia San Gil hasta la gran alameda de Hércules.

Allí, bajo un álamo secular, colocó el hermoso cuadro de La Divina Pastora, improvisó cerca de él un púlpito y predicó un elocuente sermón glosando la frase del Libro de los Cantares: “Oh, Tú, la más hermosa entre las mujeres, sal fuera y sigue las huellas del rebaño y apacienta a los cabritos junto a las cabañas de los pastores”.

Interpretó y desarrolló estas preciosas palabras con tanto fervor, que el pueblo sevillano conmovido y rebosando entusiasmo, rompió en vítores, aclamaciones y cánticos de amor a la hermosa Virgen, que dejando su manto de realeza y majestad, se ceñía la humilde pellica pastoril, para mejor estrechar contra su pecho a sus amadas ovejas e infundir mayor confianza a los pecadores.

A raíz de este acontecimiento, se fundó en Sevilla La Hermandad de La Divina Pastora en la Parroquia de San Gil y después en San Marino, que organizaban famosos Rosarios en los que el estandarte de La Virgen, era llevado triunfante por las calles de la ciudad andaluza.

En 1729, Felipe V y su corte llegaron a Sevilla, visitaron el convento de Los Capuchinos y el Padre Isidoro les dio a conocer la nueva devoción por él fundada; constituyendo tal hecho un fasto nacional que repercutió en toda España. Los reyes, príncipes, infantes y la nobleza no sólo se habían afiliado en Sevilla a la Hermandad de la Divina Pastora, sino que costearon las funciones de la novena consagrada a su imagen.

En 1750 moría en Sevilla el Padre Isidoro y en 1755 ingresó en ese mismo convento el que con el tiempo sería el misionero más popular de su época, el Beato Diego José de Cádiz, que en todas sus misiones por la geografía española llevaba desplegado el estandarte de La Divina Pastora, como su patrona y guía.

La devoción y culto de la Divina Pastora para las provincias capuchinas de España, fueron aprobados por su Santidad Pío VI el día 1 de Agosto de 1795, señalando para el rezo y fiesta de la nueva Advocación, la del segundo domingo después de Pascua.

Los Capuchinos en sus misiones populares, siempre han sido entusiastas propagadores de la devoción a su ilustre Patrona de modo que la imagen de la Virgen está presente en todos los altares de sus iglesias. El trasiego de misioneros de unos conventos a otros, fue extendiendo la devoción por toda la península, lo que llevó a que en 1863, le fuera presentada al Papa Pío IX una súplica firmada por muchos Cardenales, Arzobispos, Obispos y superiores de otras muchas órdenes religiosas para poder celebrar la fiesta de La Divina Pastora en todas aquellas diócesis que así lo quisieran, a lo que el Sumo Pontífice accedió gustoso.

CANTO A LA DIVINA PASTORA

Adiós Pastora del alma mía,

Llegó la hora ya de marchar,

Pero mi alma, siempre a tu lado

Pastora mía, siempre estará.

Cuando la lluvia da en los cristales

Y se oscurece la luz del sol.

Para los pobres, Pastora mía

A tus favores imploro yo.

Cuando en los valles en primavera,

En varias flores refleje el sol,

Te haré yo un canto, Pastora mía,

Sencillo y tierno como el Amor.

 Texto Original de: http://forosdelavirgen.org