En este “Arcano” nació el secreto, todo aquello que por solo saberlo tú, te pone en una situación ventajosa sobre otros, esto es en hoy por hoy la política de miles de empresas y evidentemente de todos los países, y por ello es tan importante el espionaje comercial, la inteligencia y la contra inteligencia, pero sabiendo todo esto ¿por qué a nivel personal incurrimos tanto en decir aquello que nos perjudicara? Y la respuesta es ese habito de confesión que nos inculca la iglesia desde hace 2000 años, antes, las cosas quedaban entre Dios y tú, pero a algún genio se le ocurrió que un acto de liberación era contar tus trapos sucios a otros y evidentemente ya esta iglesia sabía perfectamente para que quería dicha información y así lograron dominar medio mundo, exterminando a todo aquel que les hacia sombra o competencia hasta finales de los años 60 del siglo pasado que se acabo oficialmente la inquisición en España.
Yo particularmente no estoy de acuerdo con indiscreciones que obliguen a guardar secretos, pero si entiendo que hay cosas que es mejor guardar en reserva, siempre me acuerdo de un amigo que me decía en mi época de veinteañero, “Cuando tu novia te pregunte como lo hacia la otra” ¡Ya sabes que estás en problemas!, uff y como tenía razón.
El secreto no solo se trata de aquellas cosas que consideramos “inconfesables” por su dureza, sino más bien de aquellas sencillas que de una u otra manera nos pueden representar un gran cambio. Recuerdo que a mediados de los 80 le comente inocentemente a un amigo, que en un lugar cerca de casa estaban buscando a una persona que se ajustaba a mi perfil profesional y que al día siguiente yo presentaría mi curriculum, ¡A que adivinan! Al presentarme al día siguiente, me dijeron que ya la plaza estaba ocupada, ¡Adivinan por quien!, pero recuerden, es culpa mía, es muy fácil ver la traición de mi amigo, pero tómense el instante de pensar en mi propia traición, en mi saboteo, en mi no saber mantener la “boca cerrada para que no entren moscas”.
Uno de los casos más mediatizados de la historia es el de Mónica Lewinsky y el ex presidente norteamericano Bill Clinton, que salto a la palestra por unas manchas indiscretas en un vestido, pero siempre quedara una pregunta en el aire, ¿Por qué si esto fue un acto consentido entre dos adultos, salió a la palestra? Y la respuesta una vez más, es que alguno de los dos “No supo mantener su boquita lo suficientemente cerrada, y comprendiendo que evidentemente, un hombre debidamente casado, presidente de lo que sea, dentro de La Casa Blanca y con una estudiante, es como jugar a la ruleta rusa.
Mañana en el Amor: No dejes para mañana lo que pues hacer hoy. En el Dinero: Evita que los nervios o la lengua te traicionen. En la Salud: las mayores alegrías de la vida, vienen de los pequeños momentos.
Imagen de Edward Snowden foto de propiedad de AFP
Que Dios los bendiga, Feliz día
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