En el Monasterio estaban desapareciendo muchas cosas y algunas de las reliquias más importantes “brillaban por su ausencia”, ni el altar mayor se había salvado del pillaje, pero era sabido por los maestros que aquel delincuente era alguno de los miembros del claustro, en secreto se hizo una reunión con los sabios del consejo, allí se le ordeno a Daniel ser el esbirro para dar con el delincuente lo antes posible, los lugareños creían que allí no habían riquezas, ni cosas ostentosas pero el marfil y algunos huesos de los “Priores” del pasado podían tener un gran valor en el mercado negro y también se guardaban grandes coronas de oro y piedras preciosas que se habían donado en el pasado para las estatuas de Buda.
De las misiones que ya habían encomendado a Daniel, esta era con sobradas razones la más desagradable que se le imponía e intento desistir de ella por todas las maneras posibles, después de un rato, el “Sumo Sacerdote” le mando a callar.
– Daniel, usted no ha sido elegido por al azar, el respeto de todos y el amor que profieres a cada uno de los miembros de esta congregación, es la razón por la que te hemos designado esta desagradable misión, si tu logras dar con el sátrapa nadie podrá dudar de tu idoneidad.
– “Prior” respeto sus sabias palabras pero la amargura que me embarga es grande, a nosotros se nos enseña a no juzgar y menos aún a espiar a ninguna persona, acojo con dolor mi menester y no rechistare más.
Pasaban los días y los pequeños hurtos se sucedían cada vez de manera más descarada, se habían metido en la habitación del “Prior” y se llevaron un libro sagrado con más de 500 años. Esa era la gota que rebosaba el vaso y Daniel tubo que dar parte a las autoridades, ya pasó de algo del “monasterio” al robo de tesoros nacionales de incalculable valor. Ese manuscrito de “La Simbología Oculta del Budismo”, se decía que la había escrito el mismo Sidarta Gautama.
Daniel bajo hasta el pueblo y subió de inmediato con una gran delegación de la policía, estos querían allanar todo el lugar, pero el joven monje pidió que no pasaran de las puertas de la Abadía, momentos después toco una gran campana que solo se utilizaba en casos de emergencia, en pocos minutos todos los miembros de la congregación se encontraban perfectamente formados.
Los he reunido porque dentro de nuestro hogar hay alguna persona que ha sustraído algunos elementos de nuestro templo, yo sé perfectamente quien es y cuáles fueron sus primeras razones, ya hable con sus padres y hermanos y entiendo que podía haber pedido ayuda y no lo hizo, voy a dar una oportunidad para que devuelva todo lo sustraído y camine conmigo para entregarse a la autoridad; pero lamentablemente nadie se movió de su lugar; ante esta actitud, el joven monje retomo su dialogo:
Al haber mantenido silencio solo puedes demostrarnos a todos que no eres digno de estar aquí, pues creías que no podría ser capaz de delatarte pero tus actos te delatan pues la honra se te acabo por no asumir tu falta “Gestas” da un paso adelante y acompáñame primero hasta el viejo cerezo donde has enterrado las cosas y luego con la autoridad para que te detengan.
Gestas, comenzó a vociferar diciendo que todo era una obra mal intencionada de Daniel, pero de una manera inexplicable todos los monjes y estudiantes comenzaron a darse la vuelta dándole la espalda al delincuente. (8 de Espadas) (Tener que tomar decisiones que nos amargan).
Mañana en el Amor: Siembra vientos y recoge tempestades. El que mata a hierro no puede morir a sombrerazos; Pero, “Él que hace bien, bien acaba”. En el dinero: más vale vivo bobo que bobo, vivo; Él que se pasa de listo, se queda como la liebre. En la Salud: No te quejes tanto, que terminaras por creértelo hasta tú mismo. Tanto lloraba que a la final le compraron una piscina.
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