Daniel sabia ya, que cuando las grandes empresas terminaban sus cosechas dejaban cantidades increíbles de alimentos regados por todos lados, por pequeños, muy grandes, las que no tenían forma bonita, incluso muchas de ellas simplemente porque estaban un poco más verde o más maduras y en el más terrible de los caso, podían conseguir campos enteros en perfectas condiciones que no se recogían simplemente para mantener el alto valor de la mercancías en los mercados.
El monje bajaba al valle con los aldeanos exactamente después de que sacaban las maquinarias y con todo lo que otros consideraban basura se daba de comer a miles de personas durante semanas, pero alguien aviso a las empresas y de la noche a la mañana los campos se vieron invadidos de lanza llamas y policías para arrestar a cualquiera que sustrajera alguno de sus preciados tesoros antes de que se pudriesen en el suelo.
Fue tal la indignación del joven monje que se enfrentó con las autoridades; con el concerniente arresto y juicio posterior, pero esto no hizo más que dar una idea al intrépido paladín y semanas más tarde era el quien llevaba a las grandes empresas a las cortes.
Daniel basaba sus demandas en la ley de Buda, no se puede negar alimento a las personas, nadie es dueño de lo que da la naturaleza, el hecho intrínseco de que las empresas dejasen aquello abandonado era prueba suficiente de que no tenían intención alguna en explotarlo y por consiguiente era tomado como desecho o desperdicios.
El juez escucho con atención lo que planteaban las 2 partes y en un momento le pregunto al abogado de la multinacional ¿Desde cuándo aplican ustedes esta normativa de desechar alimentos útiles?
El abogado cuchicheo unos minutos con el empresario y luego dijo: Desde siempre señor juez, de esa manera se mantienen los precios en el mercado, usted entenderá que esto es un negocio que debe generar divisas y si hay sobreproducción nosotros perdemos. Para que nuestro producto sea verdaderamente considerado de lujo, no podemos producir mucho, en ese caso tendríamos que bajar los precios y vender más, lo que representa más gastos.
Después de escuchar esa desfachatez el Juez ordenó levantar a Daniel.
Joven Monje, te pido perdón en el nombre de la nación por tu arresto, ordeno que en lo que las cosechadoras abandonen los campos el pueblo entre libremente a recoger todo lo que quede pero serán responsables de no dañar las tierras. Las empresas que mantengan estas prácticas tendrán que pagar un 30 % de impuestos por mala praxis comercial y evitaran este impuesto si abren voluntariamente las tierras. Ordeno que ninguno de los alimentos recogidos en la 2da. Cosecha pueden ser vendido por persona alguna y de hacerlo se considerara delito y se podrá ir a la cárcel, las 2das. Cosechas deben ser supervisadas exclusivamente por los monasterios, los campesinos y las ONG. Para que ninguna autoridad política pueda usufructuarse de ninguna manera y sugeriré que esta medida se aplique a cualquier lugar en el mundo donde se aplique la mala práctica de dejar cosechas abandonadas para encarecer el producto final. Joven Monje el planeta tiene una deuda contigo. (5 de Oros) (La ruina como del pensamiento)
Mañana en el Amor: La justicia divina siempre prevalece. En el Dinero: La costumbre de ver el vaso medio vacío, suele ser el primer paso de las ruinas de las personas, no se trata de esperanza, pero sí de acción ante la vida. En la Salud: Una actitud positiva ante la vida suele abrir buenos caminos Para transitar.
Un fuerte abrazo, que Dios los bendiga y feliz fin de semana